"... permaneció como hechizado; dejando a su alma admirar con todas sus fuerzas el cuadro que ante él se ofrecía."
(Fragmento del capítulo X)
Por fin dijo Frau Lenore que estaba fatigada. Gemma le aconsejó dormirse un poco en el sofá.
Y yo -dijo-, con el caballero ruso, nos estaremos quietos, muy tranquilos, como raton- citos.
Frau Lenore le dirigió una sonrisa por única respuesta, cerró los ojos, respiró hondo dos o tres veces y se adormeció. Gemma se sentó a escape junto a ella en una banqueta, y sosteniendo la almohada donde descansaba la cabeza de su madre, se quedó inmóvil, llevando solamente de vez en cuando a sus labios un dedo de la otra mano, para recomendar silencio, y mirando a Sanin con el rabillo del ojo cada vez que se permitía el menor movimiento. Concluyó éste por inmovilizarse también y permaneció como hechizado; dejando a su alma admirar con todas sus fuerzas el cuadro que ante él se ofrecía.
Iván Turguéniev (Ruso fallecido en Francia, 1818-1883).
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