"... las hojas de los árboles comenzaron a cambiar de color y comprendimos que el verano se había terminado."
(Fragmento del capítulo XXI)
(Fragmento del capítulo XXI)
En
septiembre las noches empezaron a refrescar, luego los días refrescaron también
y las hojas de los árboles del parque comenzaron a cambiar de color y
comprendimos que el verano se había terminado. En el frente los combates fueron
muy mal y no pudieron tomar San Gabriele. La batalla de la meseta de Bainsizza
terminó y a mediados de mes la batalla por San Gabriele estaba también a punto
de terminar. No pudieron tomarlo. Ettore había vuelto al frente. Los caballos
habían sido enviados a Roma y no había más carreras. Crowell también se
había ido a Roma, para ser repatriado a los Estados Unidos. En la ciudad hubo
dos manifestaciones contra la guerra y en Turín unos tumultos bastante graves.
En el club un comandante inglés me dijo que los italianos habían perdido ciento
cincuenta mil hombres en la meseta de Bainsizza y en San Gabriele. Y añadió que
además habían perdido cuarenta mil en el Carso. Tomamos una copa y charlamos.
Me dijo que aquel año ya no habría más combates y que los italianos habían
querido tragarse un bocado demasiado grande. Dijo que en Flandes la ofensiva
iba por mal camino. Si mataban tantos hombres como en aquel otoño, los aliados
estarían fritos dentro de un año. Dijo que todos estábamos fritos, pero que se
podía ir tirando mientras no se dieran cuenta. Todos estábamos fritos. El
secreto estaba en no admitirlo. El último país en darse cuenta de que estaba
frito, ganaría la guerra.
Ernest Hemingway (Estados Unidos, 1899-1961).
Obtuvo el premio Nobel en 1954.
Obtuvo el premio Nobel en 1954.
(Traducido al español por Carlos Pujol).
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