"... en Oklahoma, a menudo el cielo está bajo. Allá no se puede leer todas las noches las estrellas, los cúmulos pálidos, los soles en eclipse..."
(Fragmento de Anthony Martin, el consejero)
(Fragmento de Anthony Martin, el consejero)
Entonces me volví, me fui a lo alto del
pueblo, para esconder mi cólera y mi emoción. Ahora, ya no puedo hablar, ya no
quiero decidir. Soy demasiado viejo, mi corazón está enfermo, mi alma
también. Quiero volverme un vejete inútil al que se va a mendigar por las rutas titubeando, con un palo de escoba en la mano a modo de bordón.
Ya
echo de menos el cielo de Campos. En mi país, en Oklahoma, a menudo
el cielo está bajo. Allá no se puede leer todas las noches las estrellas, los cúmulos pálidos, los soles en eclipse, los gigantes lejanos en su halo rojo, todas esas
figuras con las que he vivido, el Arado, el ojo de la osa Dubhe, su cola, su
flanco, la gacela Talitha a la que caza y hace volar el polvo brillante con
cada uno de sus saltos, y ése es el nombre que yo le había dado a Hoatu cuando ella llegó, debido a su manera de correr con los pies desnudos entre las rocas de
la montaña, y Cristian siempre detrás de ella porque estaba enamorado.
¿Ellos se acordarán tal vez de todo eso por amor a mí?
Altais,
la serpiente enroscada, su ojo Rastaban. Y Thuban que fue el centro del
universo antes que la estrella polar, hace diez mil años.
¿Qué
queda del país donde yo nací? ¿Alguien me espera allá? Me fui hace mucho
tiempo, todos aquellos que conocí se han muerto, o bien me han olvidado.
J. M. G. Le Clézio: Jean Marie Gustave Le Clézio (Francia, 1940).
Obtuvo el premio Nobel en 2008.
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