"... su rebaño de ovejas, que había vuelto por sí solo a la aldea debido a un eclipse en medio del día..."
(Fragmento del capítulo 15: Historias de amor en una noche de nieve)
(Fragmento del capítulo 15: Historias de amor en una noche de nieve)
Estaba
claro que se trataba del típico jubilado que quiere hacer algo útil en su
tiempo libre, interesado por nuevas amistades y que conoce bien Estambul. Una
vez hubo terminado con los luchadores tracios, el viejo anunció que había
llegado el momento de la verdadera historia y comenzó su relato:
En
realidad se trataba más de un dilema que de una historia: un anciano pastor
encerró en el redil su rebaño de ovejas, que había vuelto por sí solo a la
aldea debido a un eclipse en medio del día, sorprendió a su querida mujer en Ia
cama con un amante y, tras un momento de duda, los mató a ambos con el primer
cuchillo que cogió. Después de entregarse, en su defensa ante el juez afirmó
que no había matado a su esposa y a su amante, sino a una mujer desconocida que
estaba en su cama con su querido; la lógica que seguía el pastor era
tremendamente simple: teniendo en cuenta que resultaba imposible que «la mujer»
con la que había vivido enamorado desde hacía años, en la que había confiado y
a la que tan bien conocía, le hiciera aquello a «él», tanto «él» como «la mujer
de la cama» eran en realidad otras personas. El pastor creyó de inmediato en
aquella sorprendente sustitución corroborada además por la señal sobrenatural que
le había proporcionado el Sol. Por supuesto estaba dispuesto a sufrir la pena
correspondiente al crimen de aquella otra persona que recordaba que le había
poseído por un instante, pero quería que tanto la mujer como el hombre que
había matado en la cama fueran considerados dos ladrones que habían entrado en
su casa para aprovecharse impúdicamente de la comodidad de su lecho. Después de
cumplir su condena, fuera la que fuese, se echaría a los caminos para buscar a
su esposa, a la que no veía desde el día del eclipse y, después de encontrarla,
comenzaría a buscar si propia personalidad perdida, quizá con ayuda de su
mujer. ¿Cuál fue el castigo que el juez impuso al pastor?
Mientras
escuchaba las respuestas que los de la mesa le daban a la pregunta del anciano
coronel, Galip pensaba que había leído o escuchado aquella historia en otro
lugar, pero era incapaz de recordar en cuál. Por un momento, mientras observaba
una de las fotografías que el fotógrafo había traído y repartía entre los
componentes de la mesa, creyó que iba a descubrir de dónde recordaba la
historia y al hombre pero, en ese momento le pareció que podría decir de
repente quién era ese hombre y, como en la historia del fotógrafo, así
descifrar el misterio de una de aquellas caras cuyo significado era tan difícil
de interpretar. Cuando le llegó el turno a Galip opinó que el juez perdonaría
al pastor y en ese instante sintió que había resuelto el secreto del
significado del rostro del militar jubilado: era como si cuando comenzó a
contar su historia fuera una persona y al terminarla fuera otra. ¿Qué le había
ocurrido mientras narraba la historia? ¿Qué era lo que le había cambiado
mientras narraba la historia?
Orhan Pamuk (Turquía, 1952).
Obtuvo el premio Nobel en 2006.
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