Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

jueves, 15 de junio de 2017

Carnaval: EL CARNAVAL DE LOS MONSTRUOS, de Anne-Sophie Brasme

"Y ese loco... que se había sometido a un sinnúmero de operaciones quirúrgicas para hacerse un cuerpo de gato."

(Fragmento del capítulo VI)

Así comenzaba el carnaval.

Una galería titánica de anatomías miserables, reducidas al estado de escorias. Era la colección más espantosa que hubiera visto.

La primera serie de fotografías estaba dedicada a un enano. La criatura había posado alegremente frente al objetivo de Joachim -reconocí el taller de la calle Péguy-. Sobre el último cliché, el artista aparecía al lado del modelo. Alto, impasible, casi tan horrible como el enano.

Una decena de otros individuos estaban catalogados de la misma forma. A medida que el desfile avanzaba, eran cada vez más feos y estaban más cerca de las quimeras de Joachim.

Una anoréxica de treinta kilos, con el cuerpo azulado por las venas. Salía desnuda en la fotografía. Parada frente al objetivo, erguida, con las piernas torcidas.

Un transexual mutilado después de su operación fallida.

Un hombre con quemaduras severas que había sobrevivido de milagro.

Un manco que había nacido así, sin brazos ni manos.

Y ese loco, en Inglaterra, del que había hablado toda la prensa, que se había sometido a un sinnúmero de operaciones quirúrgicas para hacerse un cuerpo de gato.

¿Por qué todas esas personas habían consentido en ser fotografiadas? ¿Qué abominable narcisismo las había empujado a exhibirse así frente a Joachim? De pronto, me heló la sangre una idea espantosa. Una violencia sofocante, el recuerdo de que, como todos ellos, yo había aceptado. Como ellos, había enarbolado mi rostro con más orgullo que si hubiera sido bello.

Entonces recordé mi lugar entre ellos. Como si hubiera olvidado, por un instante, que el último eslabón del carnaval era yo.


Anne-Sophie Brasme (Francia, 1984).

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