"... nunca hubiera imaginado que pudiera existir una ciudad donde el agua fuera el pavimento de la calle."
(Fragmento del capítulo IX, el viaje a Venecia)
Después de recorrer varias ciudades, visitando en ellas cuantas maravillas eran dignas de verse, la familia Dorrit llegó al fin a Venecia y, como se proponían pasar algún tiempo en aquella ciudad, el señor Dorrit alquiló un inmenso palacio a orillas del Gran Canal. Ese fue el sueño más maravilloso para Amy, que nunca hubiera imaginado que pudiera existir una ciudad donde el agua fuera el pavimento de la calle.
* * *
«Querido señor Clennam:
Le escribo en mi dormitorio, en Venecia, pensando que le agradará recibir noticias mías; con todo, sé muy bien que no puede experimentar tanto placer al recibir mi carta como lo experimento yo al escribírsela, pues no debe echar nada de menos... si no es mi ausencia, lo que sólo notará algún que otro momento, mientras que mi vida ha variado de tal forma, y encuentro a faltar tantas cosas...»
Charles Dickens (Inglaterra, 1812-1870)
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