"Pandora callaba. No podía imaginar en qué estaría pensando. Se volvió a mirarla y vio que se había quedado profundamente dormida."
(Fragmento del capítulo 5)
Domingo 11
Apoyó la cabeza sobre los descoloridos almohadones de rayas y volvió a contemplar el croquet. La conversación parecía haber terminado. Edmund miró a su esposa. Estaba en medio del verde prado, apoyada sobre su mazo mientras Jeff se disponía a efectuar un tiro difícil. Virginia llevaba una camisa a cuadros y una minifalda de denim azul y sus piernas largas y bronceadas destacaban sobre sus blancas zapatillas. Esbelta y sana, estallando en carcadas ante el frustrado intento de Jeff, de introducir la bola por el aro, irradiaba la vitalidad que Edmund asociaba a los anuncios de prendas deportivas, de relojes Rolex y de cremas bronceadoras que aparecían en las revistas de papel couché.
Virginia. Mi amor, se dijo. Mi vida. Pero, sin que pudiera explicarse por qué, las pala- bras se le antojaban tan vacías como encantamientos sin efecto y sintió un acceso de desesperación. Pandora callaba. No podía imaginar en qué estaría pensando. Se volvió a mirarla y vio que se había quedado profundamente dormida.
Septiembre
(Fragmento del capítulo 11)
Sábado 17
Salió del minibús y entró en la casa. Estaba físicamente cansado y le dolía atroz- mente el muñón, como siempre que permanecía mucho rato apoyado en él. Subió la escalera despacio, agarrándose a la barandilla. Encontró a Isobel profunda- mente dormida. En el suelo había un reguero de prendas, zapatos y ropa interior. El hermoso vestido azul oscuro estaba abandonado en el sofá, al pie de la cama; las alhajas, en el tocador y el bolso, en una silla. Archie se sentó en la cama y la contempló. No se había quitado el rímel de las pestañas y tenía el pelo revuelto. Le dio un beso. Ella no se movió.
Rosamunde Pilcher: Jane Fraser (Inglaterra, 1924-2019).
(Traducido al español por Ana María de la Fuente).
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