Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

martes, 9 de abril de 2024

Mirándolas dormir: DI ADIÓS AL MAÑANA, de Horace McCoy

"Estaba tendida de espaldas con las manos entrelazadas bajo la nuca (...) sus pechos quedaron descubiertos. Llegué junto a la cama y observé que tenía la cara maquillada."

(
Fragmento final del capítulo 5)

Cuando regresé al apartamento, Holiday estaba en la cama aúnEstaba tendida de espaldas, con las manos enlazadas bajo la nuca. Me acerqué a la puerta abierta del dormitorio y la vi erguirse, retorciendo el cuerpo para quitarse de encima la sábana; sus pechos quedaron descubiertos. Llegué junto a la cama y observé que tenía la cara maquillada.

Me sonrió sin decir nada, mirándome por entre las pestañas: quería adoptar un aire de pereza.

- Está muy bien que te pongas seductora, maldita sea -le dije-. Acabo de pagar mil dólares por ti.

- ¿O sea, que ya no estoy entrampada? -preguntó.

- Por unos días -le respondí. Me desabotoné la camisa, guardé los billetes que me había dejado dentro, los que había birlado a Jinx y a Mason. No eran más de veinte dólares.

- ¿Eso es todo lo que nos queda? -exclamó Holiday.

- ¿Bromeas? -le dije, y saqué el resto del dinero de mis bolsillos para mostrárselo-. Yo soy un hombre que trabaja duro. Y creo que lo menos que una mujer debe hacer cuando su hombre
regresa a casa, cansado, es tenerle preparado un café caliente.

Se echó a reír, pateó la sábana con ambos pies y volvió su cuerpo desnudo hacia mí.

- ¿Qué me has dicho de café caliente? -preguntó.

«Tengo la esperanza de que uno de estos días podrá mirar ese cuerpo sin oír música maravillosa», pensé, mientras me guardaba el dinero en los bolsillos de la chaqueta.

- Oh, debes haber tenido alguna alucinación -le respondí; me quité la chaqueta y me metí en la cama con toda la demás ropa que llevaba-. No he dicho nada acerca de café caliente…

Horace McCoy (Estados Unidos, 1897-1955).

(Traducido al español por Ana Goldar).

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