(Fragmento)
Estoico
esclavo yo, soy avaro del llanto,
mas
lo entiendo; proscrito por mi pensamiento
libre,
harto de mí, del mundo y del momento
que me
toca vivir, helada el alma, visité
la
tierra donde a oscuras el tiempo se te fue,
y al
revivir tus sueños nuevamente aquí
tu
cántico inspirado, Ovidio, repetí
sintiendo
como mías tus tristes realidades;
mas
la mirada traiciona al sueño con verdades,
mis
ojos quedaron por tu dolor cautivos
hechos
a las nevadas de mis campos nativos.
Aquí
alumbra siempre un sol celestial,
aquí
es breve la cruel tempestad invernal,
aquí
por las orillas escitas, cual hija emigrante
del
sur, crece la uva en su púrpura deslumbrante.
Ya a
las praderas rusas el diciembre sombrío
cubre
con blancos mantos de un insondable frío;
allá
es invierno, mas huele a primavera
aquí
donde el sol entibia la pradera;
los
campos marchitos anuncian un verdor,
en
ellos ya trabaja temprano el labrador;
sopla
como una brisa la tarde refrescando;
sobre
el lago los hielos se van transparentando
cual
pálido cristal del agua en su fluir.
Aleksandr Pushkin (Rusia, 1799-1837).
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