Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

lunes, 19 de abril de 2021

Miércoles de ceniza: LA VIRGEN DE LOS SICARIOS, de Fernando Vallejo

"... le chantó un tiro en la frente, en el puro centro, donde el miércoles de ceniza te ponen la santa cruz."

(Fragmento)

Fue la tarde de un martes (pues en la mañana habíamos vuelto en peregrinación a Sabaneta) cuando el punkero "marcó cruces". "¡Ahí va! ¡Ahí va!" exclamó Alexis cuando lo vio en la calle. Ni tiempo tuve de detenerlo. Corrió hacia el hippie, se le adelantó, dio media vuelta, sacó el revólver y a pocos palmos le chantó un tiro en la frente, en el puro centro, donde el miércoles de ceniza te ponen la santa cruz. ¡Tas! Un solo tiro, seco, ineluctable, rotundo, que mandó a la gonorrea esa con su ruido a la prufundidad de los infiernos.

¡Cuántas veces no he pasado la escena por mi cabeza en ralenti! Veo sus ojos verdes viéndolo. Verdes turbios. Embriagados en lo irrepetible del instante. ¡Tas! Un solo tiro, sin comentarios. Alexis guardó el revólver, dio media vuelta y siguió caminando como si nada. ¿Por qué no le disparó por detrás? ¿Por qué no matar a traición? No hombre, por matar viendo a los ojos.

Cuando el hippie se desplomó pasaba en ese instante una moto. "¡Ahí van!" le señalé a una señora, el único transeúnte que pudo haber sido testigo del suceso. "¡Lo mataron!" exclamó la vieja. "Ajá", le contesté: era una constatación evidente.. Torpezas tales sólo se oyen en el cine mexicano, que suele poner en boca de los personajes obviedades, simplezas. Era evidente que estaba muerto: muerto está el que no resuella. ¿Pero quién lo mató? "¡Cómo que quién, señora! ¡Pues los de la moto! ¿No los vio?" Claro que los había visto, y que siguieron hacia la plaza de la América. Unos niños entre tanto se apuraban unos a otros: "¡Corran! ¡Corran! ¡Vengan a ver el muñeco!" El muñeco, por si usted no lo sabe, por si no los conoce, es el muerto. El vivo de hace un instante pero que ya no. Todo lo alcanzó a ver la señora y así se lo contaba al corrillo que se formó en tornó al muerto y su protago- nismo callado, una empalizada humana de curiosidad gozosa. Alcanzó a ver incluso ella que uno de los de la moto llevaba una camiseta estampada con calaveras y cru- ces. Fijense nomás...

Fernando Vallejo (Colombiano nacionalizado mexicano, 1942).

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