Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

martes, 23 de agosto de 2016

Agosto: LA MANCHA HUMANA, de Philip Roth

"Cada 23 de agosto, aniversario del día de 1927 en que los dos anarquistas fueron ejecutados..."

(Fragmento del capítulo 2: Esquivar el golpe)
 
Su padre, que según ella sólo hablaba yiddish, era un anarquista herético tan cabal que ni siquiera había hecho circuncidar a los dos hermanos de Iris. Tampoco los padres de esta se habían molestado en obtener el certificado de matrimonio o someterse a una ceremonia civil. Pero aquellos dos ateos inmigrantes sin educación, que escupían al suelo cuando un rabino pasaba por su lado, se consideraban marido y mujer, afirmaban ser norteamericanos e incluso se llamaban a sí mismos judíos. En cualquier caso, se llamaban así libremente, sin pedir permiso ni buscar la aprobación de quienes el padre de Iris consideraba los hipócritas enemigos de cuanto era natural y bueno, a saber, los funcionarios, los que detentaban el poder sin legitimidad. De la pared cuarteada y sucia detrás del mostrador donde servían los refrescos en la confitería familiar de la avenida Myrtle, un local atestado y tan pequeño, decía ella, «que no podrían enterrarnos allí a los cinco uno al lado de otro», colgaban dos retratos enmarcados, uno de Sacco y el otro de Vanzetti, fotografías separadas de la sección de rotograbado del periódico. Cada 23 de agosto, aniversario del día de 1927 en que los dos anarquistas fueron ejecutados en Massachusetts por unos crímenes en los que Iris y sus hermanos, aleccionados por sus padres, no creían que ninguno de los dos hombres hubiera cometido, cerraban la tienda y la familia se retiraba en el minúsculo y lóbrego piso cuyo lunático desorden superaba incluso al del local, a fin de observar un día de ayuno. Era un ritual que había ideado el padre de Iris, como si fuese el dirigente de un culto, tomando absurdamente como modelo el Día de la Expiación judío. Lo que el padre tomaba por ideas no eran tales; en el fondo no había más que desesperación e ignorancia, la amargura del desposeído, el odio revolucionario impotente.
 
 
Philip Roth (Estados Unidos, 1933-2018).

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