"... gracias a la claridad multicolora de las linternas venecianas..."
(Fragmento del capítulo Bailarinas de Liliput)
(Fragmento del capítulo Bailarinas de Liliput)
Justamente la víspera, leyendo el último libro de Jean Lorrain, el horror nervioso de las caras sin vida, de los ojos vacíos, de las muecas inarmónicas, había sacudido mis nervios con sacudimientos de pesadilla.
«- ¡Oh, el espantoso misterio de las máscaras!» exclama el poeta en cada página ante el secreto de las fisonomías mudas e inmóviles que esconden la vida, que ríen sobre las lágrimas, que se enternecen junto a la frialdad, que roban el espectáculo de la existencia, y que engañan, y que atraen, y que hacen pensar en crímenes imperiales, en legendarias conjuraciones, en intrigas dramáticas, en vicios, en pecados, en envenenamientos.
Hay algo de muerto en la máscara, en efecto. ¡Oh, las facciones fijas y rígidas, los músculos helados, la boca que sonríe siempre con su mismo pliegue irónico, y sobre todo los ojos, los ojos vacíos. las órbitas obscuras, en cuyo fondo una pupila humana palpita, se mueve, parece hundirse, parece agonizar y pierde su carácter en la penumbra en que está prisionera!
Durante el Carnaval, en los bailes ruidosos, gracias a la claridad multicolora de las linternas venecianas y al torbellino de los trajes de fantasía; las máscaras, en conjunto, llegan a animarse, y si no producen una impresión de vida sana, al menos dan sensaciones de locura. Pero las máscaras aisladas, las máscaras en grupos reducidos, las pobres máscaras que no pueden gesticular, son el símbolo del miedo y del espanto.
Enrique Gómez Carrillo: Enrique Gómez Tible (Guatemala, 1873-1927)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario