Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

domingo, 27 de mayo de 2012

Cincuenta mil visitantes


Ayer sábado al entrar al blog me encontré con que recién acababa de rebasar las cincuenta mil visitas. Fue muy gratificante porque además de la cifra aconteció justo en la víspera de mi cumpleaños, que es hoy. Nací, pues, el mismo día que Dashiell Hammett y que varios vampiros del cine, como el londinense Christopher Lee, tantas veces Drácula en aquellas películas de la legendaria productora británica Hammer, especializada en el género del horror, y de Vincent Price, nacido en esta fecha, en 1911, en St. Louis, Missouri. Curiosamente, en dichas películas el personaje del doctor Van Helsing, el implacable cazavampiros, fue caracterizado con frecuencia por Peter Cushing, que nació un 26 de mayo y quien, por cierto, en repetidas ocasiones también interpretó al barón Frankenstein. Tanto Price como Cushing fallecieron en 1993 y 1994, respectivamente, pero Christopher Lee -hoy cumple noventa años-, no sólo se mantiene con vida sino activo, hace poco tuvo a su cargo el personaje del anciano y bondadoso librero en Hugo.

Entre los seguidores que se han registrado en el blog en fecha reciente, anoto a Marta Alicia Pereyra, de Morteros en Córdoba, Argentina, y a las mexicanas Myriam Muñiz, comunicóloga de Monterrey, Nuevo León, y Abigail Jiménez, abogada de Chihuahua. Aprovecho para agradecerles su interés en lo que escribo y a la vez para disculpar el hecho de no haberlo expresado con anterioridad. De veras, muchas gracias por detenerse en Mitos y Reincidencias.

Por último y para justificar los intereses literarios que compartimos, consignaré de manera anecdótica que Franz Kafka anotó en su diario el 27 de mayo de 1914, el hecho de que se había quedado a solas con su padre y se preguntaba si tendría deseos de jugar a las cartas, que en alemán se dice Karten. Como coincidía con la inicial de su apellido, admitía sobre la letra K: "La encuentro odiosa, se me opone y, sin embargo, es muy característica de mí". Tanto que varios de los personajes creados por él llevan esa letra en su nombre o apellido, como Klamm, en El castillo, y Josef K, en El proceso, a quien se va a referir a lo largo de la novela solamente como K. Otros protagonistas de sus obras son Kieman, Kosel, Krummholz, Kalmus, Karo, además de Karl Rossman en América. Hay quienes consideran que la escritura de Kafka tiene una poderosa actividad anagramática y que, según asegura Gerard Haddad, en lo que llama El tormento del nombre propio:  "El destino de un hombre está escrito en las letras de su propio nombre". En contraste, Milan Kunde- ra expresaba su desacuerdo con las interpretaciones que se han hecho de la obra kafkiana en lo que llama la kafkalogización. Siempre interesante, Franz Kafka nunca dejará de originar polémica.
 
Jules Etienne

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