Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

sábado, 4 de enero de 2014

EPIFANÍA: Los tres reyes ¿sabios o magos?


A propósito de la diversidad de costumbres para celebrar los mismos eventos, una vecina ucraniana, Iryna Prudnikova -rubia, muy atractiva, aunque de acuerdo con mi amigo Raúl, respecto a las mujeres de origen eslavo resulta más original señalar una fea-, cuando le obsequié una rosca de reyes con motivo de la fecha, me decía que para ellos, de religión ortodoxa, la epifanía equivale a la navidad. Es decir, que mientras en los países hispanos se celebra el día de reyes, en Europa del este apenas están celebrando el nacimiento de Jesucristo. Y me pareció un detalle simpático que al explicarle el motivo de los muñequitos ocultos en la rosca, ella me decía que en esa fecha a lo que aquí en Canadá llamamos perogy (aunque es más correcto decir pierogi, porque la raíz etimológica del eslavo antiguo es pir, que significa celebración), una especie de empanadas que en lugar de harina de trigo se elaboran con papa, y que son típicas de aquella región: no sólo rusos, ucranianos y bielorrusos las acostumbran, sino también los eslovacos, estonios, lituanos, checos y polacos; aquí son de uso común, se consiguen fácilmente en cualquier supermercado y las acostumbran mucho en sus celebraciones -me imagino que al igual que en México se hace con los tamales-, durante la nochebuena a unos cuantos les agregan bastante pimienta y los ofrecen junto a los demás, de tal manera que tampoco faltará el desafortunado a quien le toque comerse el picante, sorpresa que equivaldría, en cierto modo, a la de encontrarse con el muñeco escondido dentro de la rosca, tal y como le sucede al personaje de José Saramago en El año de la muerte de Ricardo Reis:

"No esperaba Ricardo Reis que a la hora del postre le pusieran en la mesa una bandeja con un roscón de reyes, atenciones como ésta son las que hacen de cada cliente un amigo, aunque en el trozo que tomó salió la sorpresa, pero no fue a propósito, el camarero sonrió finalmente y dijo, El día de Reyes paga usted..."
 
Respecto a los reyes sabios, Carlos Fuentes en su reciente obra Adán en Edén, publicada en 2009, todavía se refiere a ellos como magos, al principio del cuarto capítulo. "Como de costumbre, me reuní con mis colaboradores el día después de la Fiesta de Reyes. En pocos países se celebra hoy la Epifanía: el arribo de Gaspar, Melchor y Baltasar repartiendo regalos para el niño Dios acabado de nacer. Supongo que en México recordamos a los magos para cerrar con ceremonia nuestra verdadera, única vacación, que va de las posadas a mediados de diciembre a la Navidad y Año Nuevo y los Reyes Magos."

Lope de Vega lo explica con estas palabras en el párrafo final de su relato Los pastores de Belén, que terminó de escribir en el otoño de 1611:

"La Magia natural no has de entender que es aquella en que se consultan los infernales espíritus, con tan infame nombre como le han dado en las divinas y humanas letras, y el mismo Dios prohibido tantas veces el consultarla, sino aquella natural filosofía que los griegos llamaron Goecia, y no Magia, o una especulación de las cosas celestiales: ciencia y instrución, finalmente, sin la cual es imposible que los Reyes de Persia lo sean, los cuales se llamaban Magos de su nombre, como los sabios de los indios Gimnosofistas. Los Maléficos son aquellos que usan de sangre, víctimas y cuerpos muertos, como la Fitonisa que a Saúl le trujo el cuerpo de Samuel que le respondiese. Verdad es que ya el nombre de Magos se va introduciendo por los que ejercitan lo que digo, como la Astrología por abuso ha venido a ser vituperada, siendo lo mismo que la Astronomía; y ansí, dicen algunos que Pitágoras, Empedocles, Demócrito y Platón fueron llamados Magos a la manera que Zamolsis y Zoroastres, el hijo de Oromasco. Déstos, pues, son los Reyes llamados Magos que has visto adorar a este Niño gloria y esperanza de las gentes. La razón que les movió fue el haber leído y visto en la antigua Teología que el Hijo verdadero de Dios había de venir al mundo y mostrarse en carne mortal a estos Magos, o sabios Reyes, por una señal que habían de ver en el cielo."

En El mono epigramático donde, como su propio nombre lo advierte, he elaborado una breve colección de epigramas rimados de mi autoría, es posible encontrar éste, al que he titulado precisamente Epifanía:

Eran tres reyes magos según la tradición
ahora les llaman sabios para evitar confusión
y es que en tiempos de la Inquisición
a los magos se les quemaba, esa es la cuestión.
 
 En cuanto a esta fecha en Cuba, se registra la tradición más original de todos los países hispanoamericanos. Fue el 6 de enero de 1683 cuando se celebró por primera ocasión la llamada Fiesta del Día de Reyes, exclusiva para la población negra, que en esa época todavía eran esclavos. Se trataba de una especie de procesión o desfile de comparsas en que los participantes iban disfrazados, y durante el siglo XIX se incorporaron los típicos diablitos, que forman parte de la liturgia de los negros gangá, yoruba y conga. Los blancos la consideraban una saturnal, un pandemónium, ya que en dichos festejos los diablitos bailaban sus ritos de purificación y los hechiceros ejecutaban sus danzas con el fin de expulsar a los malos espíritus. Una típica manifestación del sincretismo que aprovecha las conmemoraciones cristianas para expresar tradiciones todavía latentes bajo la superficie evangelizada.
 
De donde se desprende la insistencia para describirla de un autor cubano, como lo era Alejo Carpentier, tanto en su Concierto barroco como en El siglo de las luces. Mañana me ocuparé de referir algunos párrafos correspondientes a las obras citadas.
 
 
 Jules Etienne
 
La ilustración corresponde a la Adoración de los Magos (1475), de Sandro Botticelli.

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