domingo, 25 de junio de 2023

Tampico: EL APANDO, de José Revueltas

"... y aquella vez en Tampico, al caer la tarde sobre el río Pánuco, La Chata recostada sobre el balcón, el cuerpo desnudo bajo una bata ligera y las piernas levemente entreabiertas..."

(
Fragmento)

La Chata aparecía ante sus ojos, jocunda, bestial, con sus muslos cuyas líneas, en lugar de juntarse para incidir en la cuna del sexo, cuando ella unía las piernas, aún dejaban por el contrario un pequeño hueco separado entre las dos paredes de piel sólida, tensa, joven, estremecedora. Si era visto a través del vestido, a contraluz -y aquí sobrevenía una nostalgia concreta-, de cuando Polonio andaba libre: los cuartos de hotel olorosos a desinfectantes, las sábanas limpias pero no muy blancas en los hoteles de medio pelo, La Chata y él de un lado a otro del país o fuera, San Antonio Texas, Guatemala, y aquella vez en Tampico, al caer de la tarde sobre el río Pánuco, La Chata recostada sobre el balcón, de espaldas, el cuerpo desnudo bajo una bata ligera y las piernas levemente entreabiertas, el monte de Venus como un capitel de vello sobre las dos columnas de los muslos -aquello resultaba imposible de resistir y Polonio, con las mismas sensaciones de estar poseído por un trance religioso, se arrodillaba temblando para besarlo y hundir sus labios entre sus labios-.

José Revueltas (México, 1914-1976).

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