(Fragmentos)
“Lejos en la Tierra del Norte,
por la salvaje playa del Báltico,
yo, con mi mano infantil,
domestiqué al
gerifalte;
y, con las raquetas atadas a mis pies,
apenas rozo el sonido casi congelado
donde el pobre sabueso quejumbroso
tiembla al
caminar.
"A su guarida congelada
he rastreado al oso espeluznante,
mientras que de mi camino la liebre
huyó como una
sombra;
A menudo entre de las tinieblas del bosque
seguí el aullido del hombre lobo,
hasta que la alondra voladora
cantó desde el
prado.
“Pero cuando
crecí,
uniéndome a la tripulación de un corsario,
Sobre el mar oscuro volé
junto a los
merodeadores.
Salvaje era la vida que llevábamos;
muchas las almas que apresuraron,
muchos los corazones que sangraron,
por cumplir nuestras
severas órdenes.
Henry Wadsworth Longfellow (Estados Unidos, 1807-1882).
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