jueves, 19 de octubre de 2017

Eclipse: LA RISA, de Henri Bergson

"... invitada por el astrónomo Cassini a ver un eclipse de luna..."

(Fragmento del capítulo V)

Una Naturaleza arreglada mecánicamente, he ahí un motivo francamente cómico, sobre el cual podrá levantar la fantasía sus combinaciones con la certeza de obtener un gran éxito de risa. Recuérdese el tan divertido pasaje de Tartarín en los Alpes, donde Bompard hace tragar a Tartarín (y algo también, por consiguiente, al lector) la idea de una Suiza montada con máquinas como el escenario de la «Opera», explotada por una Compañía que atiende a la conservación de cascadas, glaciares y barrancos ficticios. Este mismo motivo aparece también, pero transpuesto en un tono muy distinto, en las Novel Notes del humorista inglés Jerome K. Jerome. La anciana dueña de un castillo pretende que el hacer buenas obras no le cause mucha molestia y manda instalar cerca de su morada a unos ateos a quienes convertirá y que han sido fabricados expresamente para ella; gentes honradas que se hacen pasar por borrachos, a fin de que ella pueda curarles de su vicio, etcétera. Hay palabras cómicas en las cuales se encuentra este motivo en el estado de resonancia lejana, mezclado a una ingenuidad afectada o sincera que le sirve de acompañamiento. Ejemplo de ello es la frase de cierta dama que, invitada por el astrónomo Cassini* a ver un eclipse de luna, y habiendo llegado con retraso, le dijo: «M. de Cassini, tendrá la amabilidad de volver a empezar para que yo lo vea.» O, si no, esta exclamación de un personaje de Gondinet que, al llegar a una población y enterarse de que en los alrededores hay un volcán extinguido, exclama: «¡Tenían un volcán y lo han dejado apagarse!».
 
 
Henri Bergson (Francia, 1859-1941). Obtuvo el premio Nobel en 1927.
 
* Giovanni Cassini (1625-1712), astrónomo italiano nacionalizado francés.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario