El tesoro de
Sierra Madre fue
una de las primeras películas americanas que se rodó íntegramente en exteriores
fuera de Estados Unidos. Henry Blanke estaba decidido a sacar adelante este
plan y convenció a Jack Warner de que era factible y económicamente viable.
Warner dio el visto bueno, y entonces emprendí un viaje de reconocimiento de
6.000 kilómetros a través de México con un director artístico, John Hughes, y
el jefe de producción mexicano Luis Sánchez Tello. Nos instalamos en las
montañas que rodean el pueblo de Jungapeo, cerca de San José Purua.
Empezamos a
rodar el material preparatorio en Tampico. Eran planos con el doble de Bogie y varias
vistas de Tampico para fondos. Llevábamos una semana rodando en Tampico cuando,
al bajar las escaleras del hotel donde se alojaba el equipo, me los encontré
a todos sentados. Habían llegado órdenes de las autoridades de la Ciudad de
México de interrumpir el rodaje inmediatamente. Al parecer el
periódi- co de Tampico había publicado un artículo afirmando que habíamos tomado fotos
que constituían un descrédito para México. Continuaba diciendo que la población
mexicana había reaccionado con justa indignación y nos había amenazado,
llegando a arrojar piedras contra el equipo. No había una palabra
de verdad en nada de esto. Por el contrario, la gente de Tampico había sido
sumamente amable, y del alcalde para abajo todos nos habían prestado su
colaboración. Todo había sido tan armonioso que, ingenuos de nosotros, no
podíamos entender qué ocurría. Pronto descubrimos que cuando se deseaba hacer
algo en Tampico, el procedimiento habitual era visitar al director del
periódico y pagarle una mordida. Nosotros no lo habíamos
hecho. Puede que se nos hubiera hecho alguna insinuación, pero a nuestros
relaciones públicas se les habían pasado por alto o no las habían tenido en cuenta.
Ya habíamos hecho una gran inversión en la película. Puesto que pensábamos rodarla entera en México, la Warner
Brothers hizo gestiones inmediatas a través del Departamento de Estado. Mientras
tanto recibí una llamada de un viejo amigo, Miguel Covarrubias, preguntándome
qué pasaba. Le dije que no había un ápice de verdad en las
afirmaciones del periódico.
- Estaba seguro de eso -dijo él-,
pero quería que me lo confirmaras. Diego y yo iremos a ver al
Presidente.
Así que él y Diego Rivera -que también era un viejo amigo mío- fueron a ver al presidente de México, quien envió a un representante. Éste
llevó a cabo una investi- gación y luego nos dio permiso para reanudar el
rodaje. Este fue el comienzo de algo que se convirtió en un procedimiento habitual por parte del Gobierno mexicano. Que haya un representante del Gobierno cuando un equipo cinematográfico extranjero rueda exteriores, es ahora una práctica común en todo el mundo.
El
director del periódico* que escribió aquellas historias falsas sobre nosotros
fue asesinado dos o tres semanas más tarde. No por lo que nos había hecho a
nosotros, sin embargo. Un marido celoso le encontró en una cama que no era la
suya.
John Huston (Estados Unidos, 1906-1987).
* Se refiere al periodista Vicente Villasana, asesinado el 31 de marzo de 1947,
en la habitación 208 del hotel Sierra Gorda, en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
La ilustración corresponde a un fotograma de la película en la que aparece el propio John Huston, vestido de blanco y leyendo el periódico, mientras Humphrey Bogart deambula por la plaza de la Libertad, en Tampico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario