"Nuestro maestro se ha vuelto un poco senil. Comete errores con más frecuencia que antes. En verdad ya no puede jugar más."
(Fragmento del capítulo 41)
Era el 7 de enero. Y veía al Maestro por primera vez desde el
certamen.
Jugó
dos partidas de práctica, pero parecieron aburrirlo. Ningún sonido se producía
cuando lanzaba las piedras con ligereza, incapaz de retenerlas entre sus dedos.
Durante el segundo juego sus hombros se agitaban con la respiración. Sus
párpados estaban hinchados. La hinchazón no era particularmente evidente, pero
me hizo recordar cómo se veía en Hakone. No se encontraba todavía bien.
Siendo
sus adversarios aficionados y los juegos de mera práctica, el Maestro no
debería haber tenido problema ninguno en ganar. Sin embargo, como se había
vuelto habitual, casi resultaba derrotado. Teníamos reservas para cenar en un
restaurante a la orilla del mar y el segundo juego fue detenido en Negro 130.
El contrincante del Maestro era un aficionado avezado del primer rango, a quien
se le habían otorgado cuatro piedras de ventaja. Negro mostró fortaleza desde
la mitad del juego y empujaba hacia el lado de Blanco pero en una posición
endeble.
- ¿Negro
está llevando la mejor parte? -le pregunté a Takahashi.
- Sí -me contestó-. El tablero se ha oscurecido. Negro tiene densidad. Blanco se
encuentra en problemas. Nuestro Maestro se ha vuelto un poco senil. Comete
errores con más frecuencia que antes. En verdad, ya no puede jugar más. Se ha
derrumbado en una medida aterradora desde el último juego.
- Sí,
ha envejecido muy de golpe.
- Se
ha convertido en un dulce caballero anciano. No sé qué habría pasado si hubiera
ganado el último juego.
Yasunari Kawabata (Japón, 1899-1972).
Obtuvo el premio Nobel en 1968.
(Traducido al español por Amalia Soto).
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