"¡Cuán negro lo dejas estar en el valle! ¡Y arriba brilla y chispea!"
Tú no puedes, al que das al mediodía las heridas de los ensueños,
Tú no puedes, al que das al mediodía las heridas de los ensueños,
negar en el sueño el favor de su amante ciega:
él rueda con las horas valle abajo, para que el tiempo
sea libre para aquellos que pasean a la luz de la luna
sobre el tejado de tu mundo, que brilla de azul futuro;
a él que te mide y te pesa y al final te tiende en la tumba;
él que alzó de tu seno tu niño con el pelo de fuego del entenebrecimiento
cómo puedes negarle el favor del ojo, que cegado lo mira:
aquí únicamente se le refleja la estrella entusiasta de tus frentes;
la lanzada en tu corazón sólo aquí la reconoce.
¡Cuán negro lo dejas estar en el valle! ¡Y arriba brilla y chispea!
Tú haces como si hubiera un segundo que fuera a soportar
la carga de roca de tu tiempo, para que tú a otros más fácil entregues el toque
de horas sin hora, el viento radiante del milenio.
¡Oh pétreos mástiles de la melancolía! ¡Oh yo entre vosotros y vivo!
Oh yo entre vosotros y vivo y bello y ella no debe sonreírme...
Paul Celan (Poeta en lengua alemana originario de Rumania y fallecido en Francia; 1920-1970).
(Traducido del alemán por José Luis Reina Palazón).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario