viernes, 5 de julio de 2024

Mirándolas dormie: SON MÁS LOS QUE MUEREN DE DESAMOR, de Saul Bellow

"
Mientras dormía, sólo podía verse su perfil; la criatura de la fortuna purificada, al fin, para el descanso total."

(Fragmento)

La única incuestionable afinidad que tenía en ese lugar, era con la azalea que estaba a sólo dos metros y medio de distancia. La otra afinidad, con Matilda, estaba -eso esperábamos- en sus estadios de formación. Ella necesitaba ahora dormir y había que tolerárselo. Él procuraba no molestarla y por eso colgaba los pantalones en la puerta del baño para que el tintineo de las llaves y las monedas no la alcanzasen. Durante toda la mañana, la cocinera cocinaba, la limpiadora limpiaba, la señora Layamon grababa a Marianne Moore o a Wallace Stevens, y Matilda, en su habitación de soltera, yacía envuelta en su edredón de seda. Mientras dormía, sólo podía verse su perfil; la criatura de la fortuna purificada, al fin, para el descanso total. Después de mucha agitación, de desafíos, de vagabundeos pródigos o neuróticos, se había reconciliado con su hogar. Era aquí donde entraba el tío Benn. El matrimonio con B. Crader la había restablecido. Encontró la paz. Reasumió su modo de vida anterior y sus privilegios, sean los que fueren. Dormía. Era una durmiente extravagante y lujuriosa, totalmente abandonada al sueño. Se podía pensar en Psique abrazando a Eros en una ciega oscuridad. Para mi sorpresa, así fue como el tío la describió. Psique también era de ese poema de Poe que tenía al tío obsesionado, como más tarde se obsesionaría con la viñeta de Charles Addams. Al principio, pensé equivocadamente: «Otra vez ese loco de Edgar Allan Poe con su Psique de mármol. Sólo que este pobre tonto, que casualmente es un tonto al que quiero mucho, podría volverse loco con ese poema. Todas esas imágenes de segunda clase, tanta autocomplacencia. Y lejos, tan lejos de la botánica en la que debiera invertir lo mejor de sí mismo».

En cuanto a eso, yo estaba completamente equivocado. Él tenía un destello de la verdad. Si ella era Psique, el Eros que abrazaba en sus sueños no era su marido. Él me lo decía indirectamente. Él era me lo decía la causa de ese descanso, pero la sustancia bien podía ser otra cosa. ¿Otro hombre? No, claro que no. Algo, no alguien. No había otro hombre. Sólo que esa cosa, su Eros, no era Benn Crader. Claro que la Psique de Poe era toda de mármol y representaba la belleza ideal. La señora de Poe estaba para ser contemplada, no abrazada, la Belleza en contemplación. (Sea como fuere, ¿qué hacen unos judíos metidos en todo este asunto griego?).

- Bueno, déjala que recupere su sueño. Veo que lo necesita. No quiero preguntarle: ¿por qué duermes tanto?

- Eso te da la oportunidad de ponerte al día de lo que pasa en el mundo -dije.

- Déjala que duerma todo lo que quiera -dijo él-. En sentido último, nadie descansa todo lo que le hace falta salvo con la muerte. Así que cuando ella recupere el sueño perdido, yo espero obtener algún beneficio.

Saul Bellow
(Estadounidense nacido en Canadá, 1915-2005). Obtuvo el premio Nobel en 1976.

(Traducido al español por María Mir).

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