Al llegar a Tampico, sorprendióles la intensa animación que se advertía. Había sido Tampico, hasta entonces, uno de esos pueblos sin mayor importancia. (página 33)
Siendo el tiempo en que todo Tampico se dirigía a tomar baños de mar a La Barra, balneario de moda. (página 36)
Este es el elemento que compone, casi en su totalidad, el personal de las compañías, no sólo en los campos, sino en el mismo Tampico, donde se separan del elemento mexicano, teniendo no sólo su colonia apartada, sino balnearios y centros de diversión, en donde no se atreven a entrar personas decentes, aún de su misma nacionalidad, por ser aquéllas verdaderas bacanales, como en las escenas pelicule- ras.
(...)
Las mujeres, como se comprenderá, son un poquito peor, pues para acompañar a estos aventureros sería inocente pensar que vinieran damas.
Cultivan todos los vicios, desde la morfina y demás drogas heroicas, hasta el licor, del que hacen un uso inmoderado. Por turno se reúnen en sus casas, puras mujeres, y se pasan, tarde y noche, jugando fuertes cantidades y bebiendo licores hasta embria- garse.
(...)
Regularmente afectos a la bebida, cometen innúmeros atropellos, sobre todo manejando sus automóviles que, sin reparar en nada, pasan sobre haciendas y per- sonas, causando daños, sin cuento.
Tina Sierra (México, ¿?).
La ilustración corresponde al casino de Miramar, construido en 1932.
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