"... a este reducido espacio donde se encuentra el niño, el mismo que algún día habrá de redimir a la humanidad."
(Fragmentos)
Primer rey: Somos poderosos jefes del Oriente, algunos nos atribuyen el título de sabios, para otros aparecemos como reyes.
José: ¿Es así? Bien, eso me gusta. Es una pena que no pueda ofrecerles algo.
Segundo rey: Lo agradecemos de corazón, pero no necesitamos nada. El sólo hecho de estar aquí es motivo de festejo.
José: ¿Es posible que hayan hecho un viaje tan largo para conocer a un simple carpintero? Me cuesta trabajo entenderlo. Lo digo sin la intención de molestar.
Tercer rey: Debe haber sido Dios quien nos ha guiado hasta aquí, a este reducido espacio donde se encuentra el niño, el mismo que algún día habrá de redimir a la humanidad.
(...)
María: Que es lo mejor también. Me agrada mucho que seas tan sincero, humilde y bueno, como debe de ser.
Uno de los reyes: Nos arrodillamos ante el niño y dejamos estas ofrendas a sus pies.
José: Respetables caballeros, ¿no es demasiada cortesía? ¿No creen que es bas- tante para mí y mi esposa, que solamente somos gente sencilla?
Primer rey: Es para mostrar nuestra devoción, y por nuestra feliz llegada. En cualquier caso, es como nosotros decoramos las cosas. Estos objetos, por preciosos que pudieran parecer, los tenemos por todas partes. Así es que no necesitas decir lo agradecido que te sientes. Ustedes nos han dado más, nosotros podemos ahora llevarnos la alegría de regreso a nuestra tierra porque hemos visto al Mesías, al Señor, en quien algún día mucha gente tendrá fe y construirán un templo en torno suyo. Sin embargo, él no será tan afortunado como se podría creer.
Robert Walser (Escritor en lengua alemana. Suiza, 1878-1956),
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