domingo, 27 de febrero de 2022

Día de reyes: ARROZ Y TARTANA, de Vicente Blasco Ibáñez

"... contemplaba respetuosamente los pastorcillos de Belén y los Reyes Magos hechos de barro..."

(Fragmento del capítulo I)

- Vamos a la acera -dijo a sus criados-. Compraremos primero las verduras.

Y subieron a la acera de la Lonja, pasando por entre los grupos de gente menuda que, con un dedo en la boca o hurgándose las narices, contemplaba respetuosamen- te los pastorcillos de Belén y los Reyes Magos hechos de barro y colorines, estrellas de latón con rabo, pesebres con el Niño Jesús, todo lo necesario, en fin, para arreglar un Nacimiento.

(Fragmento del capítulo VIII)

- ¡La cabalgata! ¡La cabalgata! -gritaba la chiquillería, corriendo por la calle de Caba- lleros.

Y las de Pajares tuvieron que detenerse ante la muralla de curiosos agolpados al paso de la cabalgata. Primero pasaron los portadores de las banderolas, con sus dalmáticas de seda, con las barras aragonesas y altas coronas de latón sobre mele- nas y barbazas de estopa; tras ellos, el cura municipal, el famoso «capellán de las rocas», jinete en briosos caballo encaparazonado de amarillo, el manteo de seda descendiendo desde el alzacuello a la cola del caballo y enseñando la limpia y blanca tonsura al saludar con el bonete al público de los balcones. Seguían detrás las dansetes: escuadrones de pillería disfrazada con mugrientos trajes de turcos y catalanes, indios y valencianos, sonando roncos panderos e iniciando pasos de baile; las banderas de los gremios, trapos gloriosos con cuatro siglos de vida, pendones guerreros de la revolucionaria menestralía del siglo XVI; la sacra leyenda, tan confusa como conmovedora, de la huída de Egipto; los pecados capitales, con extravagantes
trajes de puntas y colorines, como bufones de la Edad Media, y al frente de ellos, la Virtud, bautizada con el estrambótico nombre de Moma; los Reyes Magos, haciendo prodigios de equitación; heraldos a caballo; jardineros municipales a pie, con grandes ramos; carrozas triunfales, todo revuelto, trajes y gestos, como un grotesco desfile de Carnaval, y alegrado por el vivo gangueo de las dulzainas, el redoble de los tambori- les y el marcial pasacalle de las bandas.

Vicente Blasco Ibáñez (España, 1867-1928).

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