"En una ermita se encontraba el belén, con una montaña (...) cubierta de musgo los Reyes Magos descendían..."
(Fragmento)
Dentro de la iglesia continuaba la ilusión de la
primavera: el altar estaba todo adornado con ramas de madroño con frutos rojos,
mirto y laurel: las velas brillaban entre el follaje y la sombra de estas se
dibujaba en las paredes como en las paredes de un jardín.
En una ermita se encontraba el belén, con una montaña de corcho y cubierta de
musgo: los Reyes Magos descendían con cautela por un camino empinado, y un cometa
dorado iluminaba su camino.
Todo era hermoso, todo era luz y alegría. Los reyes poderosos descendieron de
sus tronos para llevar su amor y sus riquezas como un regalo al hijo de los
pobres, a Jesús nacido en un establo; las estrellas los guiaron; la sangre de
Cristo, que luego murió por la felicidad de los hombres, llovió sobre los
arbustos e hizo florecer las rosas; llovió sobre los árboles para madurar la
fruta.
Así le había enseñado la madre a Felle y así fue.
- Gloria, gloria - cantaban los sacerdotes en el altar: y el pueblo respondía:
- Gloria a Dios en las alturas. Y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Felle cantó también, y sintió que esa alegría que llenaba su corazón era el
regalo más hermoso que Jesús le enviaba.
Grazia Deledda (Italia, 1871-1936).
Obtuvo el premio Nobel en 1926.
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