jueves, 17 de febrero de 2022

Día de reyes: CUENTO PARA LA NOCHE DE REYES, de Jean Lorrain

"Un horrible hechizo la mantenía prisionera en el bosque espectral, si no lograba romperlo, su muerte era segura."

(Fragmento)

La reina, oculta tras el tronco de un árbol, había reconocido a los Reyes Magos, el rey negro Gaspar, el joven jeque Melchor y el viejo Baltasar*; iban, como hace dos mil años, a rendirle su homenaje al Divino Niño.

Ya habían pasado. Y, lívida bajo su capa de pastor, la reina recordaba demasiado tarde que la noche de la Epifanía, la presencia de los Magos camino de Belén rompe el poder de los maleficios y que ningún sortilegio es posible en el aire nocturno impregnado aún de la mirra de sus incensarios.

Por lo tanto había realizado su viaje en vano. Eran inútiles las leguas recorridas por el bosque fantasma y tenía que repetir su peligroso recorrido en medio del frío y de la nieve. Quiso dar un paso y volverse, pero el niño que llevaba oculto bajo la capa pesaba exageradamente en su brazo; había adquirido una pesadez de plomo y la mantenía clavada allí, inmóvil en la nieve; una nieve extrañamente amontonada a su alrededor y en la que sus pies entumecidos no podían moverse. Un horrible hechizo la mantenía prisionera en el bosque espectral: si no lograba romperlo, su muerte era segura. Pero, ¿quién acudiría a socorrerla? Todos los malos espíritus permanecen prudentemente agazapados en sus guaridas durante la luminosa noche de la Epifanía; sólo los buenos espíritus, amigos de los humildes y de los que sufren, se arriesgan a merodear por él; y a la insidiosa reina Imogine se le ocurrió la idea de llamar a los gnomos para que le ayudaran, los buenos y pequeños señores, completamente vestidos de verde y encapirotados de prímulas, que habían recogido a Neigefleur; y, sabiendo que éstos son unos enamorados de la música, tuvo fuerzas para sacar su flauta de cristal de debajo de su capa y llevársela a los labios.

Jean Lorrain (Francia, 1855-1906).

* No se trata de un error de traducción, en el original en francés el autor escribió:
La reine, arrêtée derrière un tronc d’arbre, avait reconnu les rois mages, le roi nègre Gaspar, le jeune cheik Melchior et le vieux Balthazar ; ils allaient, comme il y a deux mille ans, rendre à l’Enfant divin leur adorant hommage.

El cuento completo es posible leerlo en Ciudad Seva.

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