martes, 27 de noviembre de 2018

Día de los muertos: NOTICIAS DEL IMPERIO, de Fernando del Paso

"Tan mexicano como esos huesos y esas calaveras de azúcar que vendían en la verbena del Día de Muertos..."  
 
(Fragmento del capítulo V: Castillo de Bouchot 1927)
 
Y porque también es potestad de los sueños hacer que el espejo sea una rosa y una nube, y la nube una montaña, la montaña un espejo, puedo, si quiero, pegarte con engrudo las barbas negras de Sedano y Leguizano y cortarte una pierna y ponerte la de Santa Anna, y cortarte la otra y coserte la de Uraga, y vestirte con la piel oscura de Juárez y cambalachear tus ojos azules por los ojos de Zapata para que nadie, nunca más, se atreva a decir que tú, Fernando Maximiliano Juárez, no eres; que tú, Fernando Emiliano Uraga y Leguizano no fuiste; que tú, Maximiliano López de Santa Anna, no serás nunca un mexicano hasta la médula de tus huesos. Tan mexicano como esos huesos y esas calaveras de azúcar que vendían en la verbena del Día de Muertos del mercado de Dolores, donde vi los tres ataúdes de tejamanil que un gringo llamado Chester Cuppia se robó junto con nuestra vajilla de plata imperial para exhibirlos en Nueva York, y donde estabas tú tres veces hecho un muñeco de cera, tres veces quieto y blanco y vestido pero no con la casaca azul de botones, dorados, los pantalones negros, las botas militares y los guantes de cabritilla que se echaron a perder, todos, cuando se impregnaron con tu podredumbre en Querétaro, no: un muñeco tenía un uniforme rojo púrpura de coronel de opereta, el otro estaba de frac y de chistera, y el tercero casi desnudo, con un taparrabos, como si fueras otro Cristo. Yo hice esos ataúdes y esos muñecos, porque nadie hay en el mundo, Maximiliano, como yo, para hacerte y deshacerte.

Nadie como yo para modelarte con mis propias manos, para esculpirte de cera y que con el calor de mi cuerpo te derri- tas de amor, para hacer tus huesos de dulce de almendra y devorarlos a mor- discos, o para hacerte todo de jabón y bañarme contigo y restregar mi cuerpo con tu cuerpo y lamerte hasta que nos volvamos los dos una sola lengua, una sola piel amarga y perfumada. Nadie como yo, tampoco, si se me da la gana, para hacerte chiquito, para hacerte un niño de pecho y enterrarte en una caja de zapatos, para volverte un feto de quince días y enterrarte en una caja de cerillas. Para hacer que no hayas nacido y un día de estos enterrarte, vivo, en mi vientre.

Fernando del Paso (México, 1935-2018).
 
Las ilustraciones corresponden a la cripta imperial en que reposan los restos del emperador Maximiliano y a una representación festiva de la calavera de la emperatriz Carlota durante el día de los muertos.

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