"La Befana (...) no trae regalos. En cambio, los traen los muertos en la víspera de su día, hacia la medianoche..."
(Fragmento)
El
día de los muertos es una fiesta para los niños de Sicilia. La Befana (tal vez
porque en las casas de las ciudades y de los pueblos de las islas no hay
caminos por los cuales ella pueda viajar) no trae regalos allí abajo. En
cambio, los traen los muertos en la víspera de su día, hacia la medianoche: los
parientes o los amigos difuntos traen, en su memoria, alguna monedita y dulces
o juguetes, pero sólo a los niños listos. Más listas, según mi parecer,
tendrían que ser las madres al no encender así, con miedo, la fantasía de sus
hijos. Mi madre me enviaba sin más con mi tutor, Pinzone, al mercado de los
juguetes.
Recuerdo
qué pena febril, vibrante de mil deseos, me costaba la elección en aquel
mercado.
Aturdido
por los reclamos confusos y groseros de tantos vendedores gritando, me giraba
perplejo hacia un lado y hacia el otro, escuchaba, durante un rato, el elogio
de la mercancía de cada cual, mientras otras manos me invitaban con gestos
vivacísimos desde los puestos vecinos y otras voces me gritaban que no me
creyera aquellas promesas. De tal manera que habría tenido que deducir que no
encontraría nada bueno en ningún lado, y viceversa, que lo bueno se encontraba
en cada puesto.
Luigi Pirandello (Italia, 1867-1936). Obtuvo el premio Nobel en 1934.
(Traducido al español por Marilena de Chiara).
La ilustración corresponde al tradicional carretto siciliano (carrito siciliano).
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