miércoles, 24 de enero de 2018

Nieve: LA ISLA DE LOS PINGÜINOS, de Anatole France



(Fragmento del capítulo II:
El amojonamiento de los campos y el origen de la propiedad)


La isla no conservaba ya el primitivo y rudo aspecto de cuando, entre témpanos de hielo, reunía en un anfiteatro de rocas un pueblo de aves. Al borrarse la nieve perpetua de sus alturas, quedaba sólo una colina, desde cuya cumbre se descubrían las costas de Armórica, cubiertas de una bruma eterna, y el Océano, sembrado de oscuros escollos semejantes a espaldas de monstruos que flotaban sobre los abismos.

Sus costas eran muy extensas y accidentadas, y su conjunto ofrecía cierta semejanza con el perfil de una hoja de morera. La tierra se cubría de una hierba salobre agradable a los ganados, de sauces, de antiguas higueras y de encinas augustas. Lo atestiguan el venerable Bede y varios otros autores dignos de crédito.
 
Anatole France: Jacques Anatole François Thibault (Francia, 1844-1924).
Obtuvo el premio Nobel en 1921.

La ilustración corresponde a la isla Cachagua, en Chile, conocida como la isla de los pingüinos.

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