miércoles, 13 de diciembre de 2023

Solsticio de invierno: EL RAYO VERDE, de Jules Verne

"... en un segmento de arco que el astro radiante roza sólo en la época del solsticio de invierno."

(Fragmento del capítulo IV: El descenso por el Clyde)
 
¡No! La señorita Campbell buscaba con la mirada llena de impaciencia la torre en ruinas de Leven. ¿Esperaba ver aparecer en ella algún duende? Nada de esto, pero ella quería ser la primera en distinguir el faro de Cloch que ilumina la salida del Firth of Clyde.
 
Por fin apareció el faro, como una gigantesca lámpara, al volver la orilla.

- Cloch, tío Sam -dijo ella-. ¡Cloch, Cloch! 

 - ¡Sí, Cloch! -contestó el hermano Sam, con la precisión de un eco de los Highlands.

- ¡El mar, tío Sib!

- El mar, en efecto -contestó el hermano Sib.
 
- ¡Qué hermoso es! -repitieron los dos hermanos a la vez.

Parecía que lo contemplaban por primera vez.

No había error posible: a la apertura del golfo, aparecía claramente el horizonte del mar.

Sin embargo, el sol todavía no estaba a la mitad de su recorrido diurno. En el paralelo cincuenta y seis tenían que transcurrir siete horas, al menos, antes de que desapareciera por el horizonte. Siete horas de impaciencia para la señorita Campbell. Además, aquel horizonte se dibujaba en el suroeste, es decir, en un segmento de arco que el astro radiante roza sólo en la época del solsticio de invierno. No era allí, pues, donde tenían que buscar la aparición del fenómeno; tendría que ser más hacia el oeste, e incluso un poco hacia el norte, ya que los primeros días del mes de agosto preceden de seis semanas al equinoccio de septiembre.

Jules Verne (Francia, 1828-1905).

La ilustración corresponde al faro de Cloch, en Escocia. La fotografía es de Peter Ribbeck.

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