"... avanza rodeado de terremotos y eclipses de sol y de luna, celebran su paso estrellas fugaces y relámpagos..."
(Fragmento del capítulo 3: La gran llanura húngara)
A
Carlomagno lo ha transformado la nube de fábula que le ha envuelto desde
entonces. Historias contadas en voz baja al calor de la lumbre, leyendas,
siglos de bardos y minnesingers
lo han
mantenido a flote en algún lugar entre Alejandro y el rey Arturo, donde se
cierne coronado en pinturas murales, inmenso, con su barba poblada, cubierto de
hiedra y muérdago, anunciado por águilas y cuervos, seguido de cerca por sus
lebreles, acompañado de ángeles y oriflamas y escoltado por una multitud de
prelados, monjes y paladines. Confundido con Odín y semejante a las estaciones
del año, como Adonis, avanza rodeado de terremotos y eclipses de sol y de luna,
celebran su paso estrellas fugaces y relámpagos, cuernos y arpas lo llevan en
volandas por las llanuras, lo transportan por desfiladeros y bosques y lo izan
la cima de montañas empinadas hasta que su halo casi se confunde con las siete
estrellas de su carro.
Patrick Leigh Fermor (Inglaterra, 1915-2011).
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