"Iba vestida de ángel. No como los ángeles reales, sino con uno de esos trajes de mentira que se usan en carnaval."
(Fragmento del capítulo 24: Sao Paulo)
El
motor del coche zumbaba bajito. Harry miró las farolas de la calle que
iluminaban el cielo oscuro, el salpicadero y el volante donde el diamante del
dedo meñique de Trond brillaba débilmente.
- Mentiste
sobre el anillo que llevas puesto -susurró Harry-. El diamante es demasiado
pequeño para valer treinta mil. Apuesto a que costó alrededor de cinco y que lo
compraste para Stine en una joyería de Oslo. ¿No es así?
Trond
hizo un gesto afirmativo.
- Te
viste con Lev en Sao Paulo, ¿verdad? El dinero era para él.
Trond
hizo un gesto afirmativo, una vez más.
- Dinero
suficiente para una temporada -dijo Harry-. Suficiente para pagarse el billete
de avión cuando decidió volver a Oslo -susurró Harry-. Quiero ese número de móvil.
- ¿Sabes
qué? -Trond giró despacio a la derecha en la plaza de Alexander Kielland-.
Anoche soñé que Stine entraba en el dormitorio y me hablaba. Iba vestida de ángel.
No como los ángeles reales, sino con uno de esos trajes de mentira que se usan
en carnaval. Me dijo que ella no pertenecía a la esfera de allá arriba. Y
cuando me desperté, pensé en Lev. Pensé en cuando se sentó en el borde del
tejado de la escuela con las piernas colgando, mientras nosotros entrábamos a
la siguiente clase. Parecía un puntito pequeño, pero yo recuerdo lo que pensé. Pensé
que él pertenecía a la esfera de allá arriba.
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