miércoles, 27 de julio de 2016

Canícula: LA TORRE, de William Butler Yeats

 
(Fragmento)
 
Ojalá pudieran la luna y la luz del sol
simular un destello inextricable,
porque, si triunfo, debo enloquecer a los hombres.
 
Y yo mismo he creado a Hanrahan
y lo conduje por el alba, sobrio o embriagado,
de algún lugar en las cabañas vecinas.
Atrapado por las truhanerías de un viejo,
tropezó, cayó, anduvo a tientas de un lado para otro,
y para ofrecer sólo tenía rodillas rotas
y horrible esplendor de deseo;
lo pensé completamente hace veinte años:
Excelentes sujetos barajando naipes en un viejo corral;
y cuando llegó el tumo del anciano rufián,
hechizó a los naipes bajo su pulgar
y todos, menos uno, se convirtieron
en una baraja de sabuesos que no en una de naipes:
y al naipe lo convirtió en una liebre.
 
Hanrahan se alzó frenético
y siguió a las aullantes criaturas hasta,
oh, hasta he olvidado que. .. ¡basta!
Debo recordar a un hombre a quien ni el amor,
ni la música, ni una enemiga oreja cortada
podía estimular: estaba tan fatigado;
una figura hundida en el mito
que no existe quien pueda contar
cuando finalizaba la canícula:
un arruinado anciano, amo de esta casa.
 
Antes de aquella ruina, por siglos,
rudos guerreros, de jarreteras cruzadas en las rodillas,
o con grebas de hierro, treparon los estrechos escalones,
y ciertos guerreros había cuyas imágenes
-en la Gran Memoria almacenadas-
vinieron con gritos sonorosos y pechos sin aliento
para romper el descanso del durmiente,
mientras, en el consejo, golpeaban sus grandes dados de madera.
 
Por más que desconfíe, venga quien pueda;
venid anciano, indigente o contrahecho;
y traed a la deriva ciegas bellezas celebrantes;
el hombre rojo envió al truhan a través
de las olvidadas florestas de Dios;
la señora French dotada de tan fino oído;
el hombre ahogado en una ciénaga,
cuando Musas burlonas eligieron a la rústica pastora.
 

William Butler Yeats (Irlanda, 1865-1939). Obtuvo el premio Nobel en 1923.
 
La ilustración corresponde a la torre (Thoor Ballylee) que era el hogar de W. B. Yeats.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario