viernes, 25 de diciembre de 2015

Unicornios: EL ÚLTIMO PASAJERO, de C. S. Lewis

"... por tu mezquindad el arca debe partir sin llevar al unicornio."

Del mortecino cielo caía densa y negra la lluvia resonante.
Mientras a la ventana del arca del Diluvio se asomaban los hijos de Noé.

Ya guardadas las bestias, observó Jafet: "una criatura veo
Que con grave retraso y sin pareja viene a llamar a la puerta."

"Pues déjala llamar," dijo Cam, "que se ahogue o que a nadar aprenda.
Ya estamos apiñados como estamos, y lugar para él no tenemos."

"Está llamando aún, y terrible es su modo," dijo Sem, "son sus patas
Duras como los callos, oh, sin embargo afable se muestra su figura."

Dijo Cam: "ya calla, despertarás a papá y enseguida verá
Al que llama a la puerta, y para ambos de cierto más trabajo nos trae."

Sonó la voz potente de Noé, del vientre oscuro del arca tronando,
"Toca algún animal a nuestra puerta. Recíbanlo antes de partir."

Contestó a gritos Cam, a sus propios hermanos empujando con furia,
"Lo que oyes es tan sólo Jafet que está clavando la suela de un zapato."

Dijo Noé: "muchachos, parecido a pezuñas de caballo oigo un ruido."
Dijo Cam: "De la lluvia retumban los tremendos tambores en el techo."

Se abalanzó Noé sobre cubierta y asomó la cabeza;
Palideció, temblaron sus rodillas y barba en mano profirió:

"¡No esperó, miren, miren! Ya se aleja. Escapa de nosotros.
¡Bonita jugarreta le hicieron entre todos esta noche, mis hijos!

"Incluso si pudiera detenerlo y hablarle, ya no volvería...
No después de esto. Nuestra grosería merece que así nos desdeñe.

"Noble bestia sin par, fueron mis hijos todos insensibles a ti;
En la enorme negrura ¿qué cuadra y qué pesebre podrías encontrar?" ¡Oh, cascos deslumbrantes! ¡Oh, crines en cascada! ¡Oh, ollares dilatados
De despecho! ¡En tu cuello arqueado se eriza sublime altanería!

"Largos serán los surcos por erosión labrados en el alma del hombre
Antes de que podamos verte volver un día a la caballeriza,

"Y siempre seguirá nuestra raza caminos oscuros y torcidos,
Cargando una bravura toda marchita como flor con el tallo roto, "Y la tierra entera, oh, Cam, tendrá por maldita la hora en que naciste;
Pues por tu mezquindad el arca debe partir sin llevar al unicornio."



Clive Staples Lewis (Irlanda, 1898-1963)
 
(Traducido al español por Georgina Blanco)

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