el campo vierte a lo lejos un perfume embriagante.
Con los ojos cerrados y el oído entreabierto,
dormimos en un sueño más claro y fascinante.
Es más grata la sombra y el lucero es más puro.
Una luz imprecisa los espacios colora,
y el alba dulce y pálida, esperando su hora,
vaga toda la noche al pie del cielo oscuro.
Víctor Hugo (Francia, 1802-1885).
(Traducido al español por Andrés Holguín).
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