lunes, 14 de julio de 2014

Espejos (74): LA HIJA DE BURGER, de Nadine Gordimer

"... la Dama sostiene un espejo en el que el unicornio... ve una diminuta imagen de sí mismo."

(Fragmento)

Ni siquiera una postal del Musée de Cluny.

El unicornio entre las beldades medievales, los tapices de flores, cohibidos conejos; el espejo. O dieses ist das tier es nicht gibt. En la unión del Boulevard Saint-Germain con el Boulevard Saint-Michel. Una vieja abadía en el solar de las termas galorromanas, y ella entraría en el patio descrito y subiría a la sala redondeada donde puedes sentarte en los peldaños poco profundos y contemplar los seis tapices. En una isla milflores azul celeste la Dama sostiene un espejo en el que el unicornio, con las patas delanteras sobre el terciopelo rojo del forro de su vestido plegado hacia atrás, ve una diminuta imagen de sí mismo. Pero el óvalo del espejo corta la imagen precisamente en el nivel de su cabeza donde se eleva el cuerno: un cuerno blanco como su pelaje, rabo empenachado, melena y barba rizadas, un cuerno alto y delicadamente curvado. Dos mechones del pelo rubio de la Dama unidos con una cinta de perlas alrededor de su rostro oval (como el marco dorado que rodea al espejo) y entrelazado en lo alto de su cabeza a imitación del modelo del cuerno, que al mismo tiempo es un artificio, ¿eh?, el hueso a imitación de una espiral. Un león sonriente sujeta los estandartes heráldicos. Allí hay conejos, un perro, una jineta moteada. Zorros, onzas, cachorros de león, un halcón en persecución de una garza, perdices, uno mono doméstico atado con una cadena a una pequeña rueda -para evitar que trepe a los árboles-, se distinguen alrededor de la representación de los otro cuatro sentidos:
 
El León y el Unicornio escuchando la música que en el jardín interpreta la Dama con su órgano portátil.
 
La Dama ensartando claveles de dulce aroma en una guirnalda mientras su mono olisquea inquisitivamente una rosa hurtada de una cesta.
 
La Dama cogiendo dulces de una bandeja que le tiende a su doncella; es posible que piense alimentar con ellos a su periquito... el mono paladea algo exquisito en secreto.
 
La Dama toca el cuerno del Unicornio.
 
El sexto tapiz muestra a la Dama delante de un suntuoso pabellón o tienda, entreteniéndose con un alhajero. En los Bestiarios medievales se le llama «monochirus»; allí está, esta vez en pareja con el león, sujetando con una zarpa uno de los alerones de la tienda y sosteniendo su estandarte, graciosamente rampante (en la ridícula posición de un perro pordiosero). Alrededor del toldo de la tienda aparece la siguiente leyenda, tejida en oro: A mon seul désir.

Aquí están: para amarte dejándote venir a descubrir lo que amas.

Allí permanece con la vista fija, con la vista fija.

Un viejo mundo encantador, jardines y amables beldades entre amables bestias.

Semejante armonía en paz sensual con la época de las empulgueras y la mazmorra que ahí llega con su cuerno de marfil en espiral
ella permanece con la vista fija
engalanada, engatusada, afianzada por fin mediante una caricia...
¡Oh, la queridísima! ¡La maravilla! Nada sorprendente, nada abandonado al temor, aproximándose...

Ella permanece con la vista fija, con la vista fija.

Y si ha llegado la hora del cierre del museo podrá volver mañana y otro día, cualquier día, días.

Permanece con la vista fija, este ser que nunca ha sido.


Nadine Gordimer (Sudáfrica, 1923-2014) Obtuvo el premio Nobel en 1991.
Falleció ayer, 13 de julio de 2014.
 
(Traducido al español por Iris Menéndez)

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