viernes, 30 de mayo de 2014

Espejos(29): JUSTINE (El cuarteto de Alejandría), de Lawrence Durrell

"... dos experiencias se comparen mutuamente, como imágenes en espejos diferentes."
 
(Fragmento)

Recuerdo ahora un pasaje del diario de Justine. Lo reproduzco aquí aunque se refiere a episodios muy anteriores al que acabo de contar, porque expresa casi exactamente esa curiosa encarnación de un amor que he llegado a considerar más propio de la ciudad que de nosotros mismos. «Es inútil -escribe- imaginar que uno se enamore por una correspondencia espiritual o intelectual; el amor es el incendio de dos almas empeñadas en crecer y manifestarse independientemente. Es como si algo explotara sin ruido en cada una de ellas. Deslumbrado e inquieto, el amante examina su experiencia o la de su amada; la gratitud de ésta, proyectándose erróneamente hacia un donante, crea la ilusión de que está en comunión con el amante, pero es falso. El objeto amado no es sino aquel que ha compartido una experiencia simultánea, a la manera de Narciso; y el deseo de estar junto al objeto amado no responde al anhelo de poseerlo, sino al de que dos experiencias se comparen mutuamente, como imágenes en espejos diferentes. Todo ello puede preceder a la primera mirada, al primer beso o contacto; precede a la ambición, al orgullo y a la envidia; precede a las primeras declaraciones que marcan el instante de la crisis, porque a partir de allí el amor degenera en costumbre, posesión, y regresa a la soledad.» ¡Cuán característico como descripción del don mágico, y qué falta de sentido del humor! ¡Y a la vez tan cierto... tan de Justine!
 
 
Lawrence Durrell (Inglés nacido en India y fallecido en Francia, 1912-1990)

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