jueves, 11 de agosto de 2011

La influencia de Faulkner negada por Juan Rulfo

"Cuentan que en una ocasión coincidieron ambos en París y se reunieron para tomar un café."
 
Mario Vargas Llosa en su ensayo El viaje a la ficción, reconoce que: "Sin la influencia de Faulkner no hubiera habido novela moderna en América Latina." Y así lo confirman las obras de Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, el propio Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, quien al momento de recibir el premio Nobel de literatura, en 1982, en su discurso de aceptación ante la Academia Sueca refirió:
 
"Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: Me niego a admitir el fin del hombre. No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra."
 
El mismo García Márquez admitiría en una entrevista, el influjo de Mientras yo agonizo sobre La hojarasca: "Es indudable la relación." Y es que como subraya Vargas Llosa sobre ambas historias, "no están contadas por un narrador omnisciente sino por los propios personajes (que velan al muerto), cuyas conciencias van sucediéndose en el primer plano del relato." Aunque hay también quienes consideran que la mayor influencia que recibió de Faulkner sobre el conjunto de su obra, proviene de El sonido y la furia: "Como en Faulkner, en García Márquez la novela es autogénesis: toda creación es un hechizo...", establece Carlos Fuentes en su indispensable análisis de La nueva novela hispanoamericana.
 
Se dice que el uruguayo Juan Carlos Onetti conservaba una fotografía de William Faulkner en su mesa de trabajo. "Con Faulkner y su novela Absalón, Absalón. me pasó algo extraordinario: la consideré tan buena que tuve días en los que me pareció inútil seguir escribiendo."
 
Por alguna razón, Rulfo acostumbraba a negar la influencia de Faulkner en su obra, la cual siempre se ha señalado. No tenía mucho de haberse publicado El llano en llamas, cuando Carlos Blanco Aguinaga publicó el ensayo Realidad y estilo de Juan Rulfo, en el que advertía vestigios de Faulkner en sus textos. Sin embargo, al cumplirse veinticinco años de la publicación de Pedro Páramo, en una entrevista para el diario Excélsior, el escritor declaró que: "Por ahí se dice que hay influencia de Faulkner en Pedro Páramo. No es verdad, porque cuando escribí Pedro Páramo no conocía a Faulkner." Y Carlos Fuentes consigna que el propio Rulfo le comentó que la verdadera influencia habría que ubicarla en la literatura islandesa: "Viene de la novela Gente independiente de Halldor Laxness". Sin embargo, su aseveración se torna contradictoria, ya que en 1979, al revisar El llano en llamas con el fin de modificar el orden de los cuentos para su reedición, Rulfo dijo que desearía dejar fuera a Macario, porque era muy fuerte la presencia de Faulkner. Ese cuento había sido publicado originalmente en 1946, en el número 48 de la revista América, en tanto que Pedro Páramo apareció hasta 1955.
 
A propósito de ambos autores, Onetti, quien era un personaje muy encerrado en sí mismo, y Rulfo, por su parte, silencioso y discreto. Cuentan que en una ocasión coincidieron ambos en París y se reunieron para tomar un café. Permanecieron ensimismados, uno frente al otro en la mesa de una cafetería, sin hablar, durante tres horas, al cabo de las cuales se levantaron para despedirse. Rulfo le dijo entonces, con su proverbial sencillez: "Otra vez será".

Jules Etienne

La lectura del discurso íntegro de García Márquez es posible en:

El cuento de Juan Rulfo, se puede leer completo aquí: Macario.

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